Miramos al cielo, buscando una señal, un poco de fuerza en medio de puertas que se cierran una tras otra. Pensamos que hemos llegado al límite.Â

Pero Natalia nos enseña que incluso en los momentos Más difícil, cuando todo parece perdido, una chispa de esperanza puede surgir.Â

Como ese tierno brote que asoma tímidamente tras una tormenta, Natalia se aferró a su deseo de vivir y de alcanzar algo mejor, aún con miedo, pero con la esperanza de una. vida plena.

A pesar de recibir un diagnóstico difícil, Natalia no se rindió. Con el apoyo de su familia y el acompañamiento constante de sus asesores en IPEA, pudo seguir adelante.Â

Hoy, con su título en la mano, nos recuerda que siempre hay una salida, una oportunidad de cambiar nuestra historia.Â

Escuchemos a Natalia y recordemos que nunca es demasiado tarde para luchar por nuestros sueños.